La casa de la luz es alta y blanca y sus ventanas verticales parece que tuviesen hambre de sol y sed de nubes.La mañana entra y se refleja en las paredes lisas, y en las cajas de trastos.
El mediodía pasa por la puerta de nuestra habitación y bajo la escalera de pintar, alegra a las flores del jardín y del patio. Las estrellas tras el cielo del ático brillan en nuestros ojos como una esperanza.
La casa de la luz es alta y blanca y sus ventanas verticales parece que tuviesen hambre de sol y sed de nubes.
Despistado y perdido, Ulises mira su mapa...
sábado, agosto 23, 2003
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